E.g., 04/18/2024
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Mujeres Migrantes en Tránsito y Detenidas en México

Mujeres Migrantes en Tránsito y Detenidas en México

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México es uno de los principales países de tránsito de migrantes en el mundo, particularmente para los miles de centroamericanos que viajan cada año por el país con el objetivo de alcanzar los Estados Unidos.

Desde el 2000, México ha intensificado sus esfuerzos por detener y deportar migrantes irregulares, que se observan tanto en el endurecimiento de la política migratoria, como en la construcción de nuevos y más amplios centros de detención. Sin embargo, los abusos a los derechos humanos, la corrupción, el tráfico y la trata de personas siguen creciendo.

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Este artículo analiza la participación de las mujeres migrantes en los flujos de tránsito por México. Primero, presenta las características generales de las mujeres migrantes detenidas en México y segundo, muestra algunos impactos que el endurecimiento de la política migratoria ha tenido sobre estas mujeres.

Migración Irregular en México

Es imposible determinar la dimensión de la migración irregular en México. El Instituto Nacional de Migración (INM) estima que más de 2 millones de migrantes cruzaron la frontera Guatemala-México en 2004, de ellos 400,000 eran centroamericanos sin autorización para entrar al país.

Otros indicadores de migración irregular a través de México incluyen el número de detenciones y aprehensiones tanto en México como en la frontera México-Estados Unidos. En 2005 se realizaron 240,269 detenciones en México (según el INM), y 154,994 aprehensiones a "no mexicanos" a lo largo de la frontera México-Estados Unidos. (según el Departamento de Seguridad Nacional). A su vez, el Pew Hispanic Center estima que aproximadamente 400,000 no-mexicanos entran a Estados Unidos cada año de forma irregular, la mayoría a través de México.

Mientras que el INM todavía no procesa estadísticas nacionales desagregadas por sexo, estima que 20 por ciento de los migrantes irregulares que transitan a través de México son mujeres. Esta estimación coincide con las estadísticas de la Estación Migratoria del DF (EMDF), que indican un promedio de dos mujeres por cada diez migrantes detenidos en 2005, así como con la Encuesta sobre Migración en la Frontera Guatemala-México 2004, que indica una presencia femenina de 18 por ciento.

Sin embargo, es posible observar a través de las estadísticas de la EMDF que, entre 2003 y 2005, el número de mujeres migrantes detenidas en esta estación creció de 16.7 por ciento a 21.3 por ciento. Aunque no se conoce el motivo de este incremento, podría significar tanto un mayor número de mujeres migrando a través de México, como un cambio en los procedimientos de detención y manejo de registros del gobierno mexicano, o una combinación de ambos factores.

Centros de Detención

Entre 2002 y 2006 se construyeron siete centros nuevos en México, llegando a sumar 52 en total. Actualmente, dos más están bajo construcción y 11 más en etapa de planeación.

Mapa: Centros de Detención en México, 2005

Los centros de detención están localizados a lo largo del país: hay tres grandes centros en el norte, el central en la Ciudad de México (EMDF), y una concentración de varias estaciones pequeñas en el sur de México. En abril de 2006, el INM inauguró la estación más grande ubicada en Tapachula, cerca de la frontera sur, con capacidad para albergar a 1,450 migrantes (ver mapa).

Únicamente 2 por ciento de las 240,269 detenciones realizadas en 2005 no resultaron en deportaciones (el Gobierno de México usa la palabra "devolución" para designar una deportación administrativa). La duración de la detención puede ser de meses, incluso en el caso de solicitantes de asilo. El tiempo en detención depende de varios factores: el lugar donde haya ocurrido la detención, la nacionalidad del migrante, la documentación de identidad que porte y la existencia o no de un proceso legal pendiente, incluidas las solicitudes de refugio.

Los migrantes centroamericanos con documentos de identidad por lo general son deportados en días, mientras que los migrantes procedentes de países como China pueden permanecer en detención entre tres y seis meses, o más.

Metodología

La información aquí presentada está basada en una investigación que se realizó durante 2005 y 2006 sobre mujeres migrantes detenidas en la EMDF, que incluye tanto investigación documental, como entrevistas a 90 mujeres migrantes, a oficiales consulares y de gobierno, así como a personal de organizaciones de la sociedad civil.

Las entrevistas se desarrollaron en la EMDF porque todos los migrantes extra regionales, es decir, aquéllos provenientes de todos los países distintos a Centroamérica, están concentrados en esta estación. Además, todos los migrantes centroamericanos detenidos en el centro y norte de México hasta 2005 fueron trasladados a la EMDF para llevar a cabo los procedimientos administrativos para su deportación, lo que nos permitió entrevistar a mujeres de todos los continentes.

La muestra de la entrevista fue seleccionada basada en los porcentajes de las nacionalidades de las mujeres detenidas en la EMDF durante 2004, si bien el marco muestral era variable ya que cada día la población de la estación es diferente. A su vez, no es una muestra aleatoria, ya que existió un control sobre la nacionalidad, edad y lugar de detención de las mujeres entrevistadas. Sin embargo, las 90 mujeres entrevistadas son una muestra representativa de las mujeres detenidas en la EMDF durante la primavera de 2005. La información de las entrevistas, apoyada por información documental, puede ser usada para discutir las tendencias de la migración femenina en tránsito y en detención en México.

Noventa y un por ciento de las mujeres detenidas en la EMDF en 2005 (2,674 de 2,912) eran latinoamericanas. Las guatemaltecas, salvadoreñas y hondureñas suman casi la mitad de la población femenina latinoamericana y 42 por ciento del total de la población femenina detenida.

El restante 9 por ciento de las mujeres detenidas proviene de países fuera de América Latina, incluyendo Bulgaria, China, Eritrea, Etiopía, Hungría, Sri Lanka, Ucrania y Estados Unidos.

Aunque mujeres de 22 países fueron entrevistadas, 93 por ciento de las entrevistadas eran latinoamericanas (ver Gráfica 1). De ellas, 49 por ciento eran centroamericanas, 34 por ciento sudamericanas y 10 por ciento caribeñas. El restante provenía de Europa (3 por ciento), África (3 por ciento) y Asia (1 por ciento).

Únicamente ocho mujeres entre las entrevistadas habían sido detenidas previamente en la EMDF.

Gráfica 1. Mujeres Migrantes Detenidas Entrevistadas en la EMDF, por País de Origen 
Source: Information obtained from interviews with women detainees between May and June 2005.

Características de las Mujeres Migrantes Detenidas en México

A escala global, el número de mujeres migrantes ha sido tan grande como el de hombres migrantes desde los años sesenta. Sin embargo, académicas como Monica Boyd y Elizabeth Grieco, Arlie Hochschild, Nana Oishi, Patricia Pessar y Saskia Sassen, señalan que se han producido importantes cambios cualitativos en las tendencias de la migración femenina actual:

  • Las mujeres están migrando para encontrar trabajo, ya sea porque están solas o porque sus parejas están subempleadas y necesitan un ingreso adicional para apoyar a sus familias. Este fenómeno ha sido definido como la "feminización de la migración".
  • Un creciente número de mujeres, madres de hijos pequeños, se están sumando a los flujos migratorios, muchas veces dejando a sus hijos atrás en el país de origen con algún miembro de su familia extensa.

La información que nos dieron las mujeres entrevistadas en la EMDF confirmó estas tendencias. Cabe resaltar que mientras que cada historia era única, se encontraron algunas coincidencias:

Las mujeres migrantes son jóvenes y por lo general viven sin un esposo o pareja. Uno de los rasgos sociodemográficos comunes entre las mujeres migrantes entrevistadas era su juventud todas eran mujeres en edad productiva y reproductiva. Casi 70 por ciento tenía entre 18 y 29 años de edad; de hecho, 46 por ciento era menor de 24 años. (Aunque no entrevistamos a mujeres menores de 18 años, las estadísticas de la EMDF muestran que en 2005, 16 por ciento de las mujeres migrantes detenidas era menor de edad, mientras que 58 por ciento tenía entre 18 y 29 años.)

Fragmento de una entrevista a una hondureña de 21 años de edad detenida en la EMDF
Nos detuvieron en Guadalajara seis policías municipales. Uno de los hombres que venía con nosotros en el tren les pagó a los oficiales US $30 y lo dejaron ir. A nosotros nos llevó la policía a una cárcel y ahí estuvimos dos días. Después nos llevaron a la Ciudad de México en autobús y ahora estamos acá esperando a que nos deporten.

¿Qué voy a hacer después? Voy a seguir intentando llegar, porque en Honduras sólo voy a estar peor — No voy a encontrar un trabajo, no tengo una casa, estoy muy endeudada y tengo que darle un futuro a mis hijas.

Tengo que asegurarme que mis hijas nunca vayan a tener que hacer las cosas que yo he hecho, y la única forma que tengo para ofrecerles una educación, es si llego a trabajar a Estados Unidos.

 


El estatus marital de las mujeres entrevistadas varía. Sesenta por ciento de las mujeres eran solteras, separadas o viudas, mientras que 40 por ciento estaban casadas al momento de la entrevista (ya sea por la ley o costumbre). Sin embargo, sólo 24 por ciento de las mujeres vivía con su pareja antes de migrar.

En el grupo de mujeres provenientes de los países con mayor tránsito por México (Guatemala, El Salvador y Honduras), el número de mujeres que vivía con su pareja era aún más bajo (20 por ciento). La mayoría de las mujeres vivía de forma independiente a los padres de sus hijos.

La mayor parte de las mujeres migrantes era madres, y la mayoría de ellas dejó a sus hijos en el país de origen.

Sesenta y cuatro por ciento de las mujeres detenidas tenía hijos. Casi la mitad de ellas dejó atrás a un hijo menor a 5 años de edad, y 63 por ciento de los niños que se quedaron tenían entre 5 y 12 años de edad. Sólo 13 por ciento de las mujeres entrevistadas viajaba con un hijo. De hecho, entre las mujeres centroamericanas, un 94 por ciento dejó a sus hijos atrás. Este estudio, como el de la socióloga Nicola Piper, demuestra que uno de los costos más altos de la migración es la separación de sus propios hijos.

Las mujeres migrantes estaban empleadas antes de migrar, pero buscaban trabajos mejor pagados.

El estudio muestra que no son las mujeres más pobres las que migran, ni las desempleadas. Tres-cuartas partes de las entrevistadas habían trabajado al menos una vez en su país de origen y, durante el mes previo a su salida, dos-terceras partes de las mujeres estaban trabajando.

Las mujeres eran activas en una amplia gama de trabajos. La tercera parte estaba dedicada al sector servicios y la quinta parte era trabajadora agrícola. Mientras que algunas eran profesionales, otras estaban empleadas en fábricas o maquilas. El ingreso anual promedio de las mujeres entrevistadas era de US $3,875.

La decisión de migrar estuvo primordialmente motivada por el deseo de brindar mejor educación y condiciones materiales a sus hijos.

Cerca de 80 por ciento de las mujeres entrevistadas, entre ellas todas las madres, establecieron que su principal razón para migrar era ir a trabajar y ahorrar dinero para enviar a sus casas. Aquellas sin hijos migraban para apoyar a otros dependientes, como padres, hermanos y sobrinos. Sin embargo, también mencionaron otros motivos, como las condiciones de violencia e inseguridad tanto en la esfera privada como la pública.

Algunas mujeres migrantes hablaron de violencia familiar, donde los insultos, abuso físico y, en algunos casos, sexual eran parte de sus vidas cotidianas. Mientras que algunas de estas mujeres afirmaron que la migración les brindaba un escape a la violencia, sólo una aseguró que era su principal razón para migrar.

Fuera de sus casas, las mujeres expresaron miedo de ser robadas o asaltadas, o describieron un ambiente general de inseguridad pública. En el caso de las mujeres de Guatemala, Honduras y El Salvador, mucha de la violencia estaba relacionada a actividades de bandas, como la Mara Salvatrucha.

Incluso dentro de la categoría tradicional de reunificación familiar (mujeres migrando para alcanzar a sus esposos), sólo tres de las 14 mujeres que planeaban encontrarse con sus parejas establecieron que la reunificación era la única razón por la que decidieron migrar. En cambio, las mujeres explicaron que además de buscar unirse a sus maridos, ellas planeaban trabajar porque necesitaban el ingreso adicional.

Las mujeres decidieron migrar de forma autónoma

Setenta y un por ciento de las mujeres decidió migrar por sí misma. Mientras que la mayoría lo hizo con el apoyo de sus familias, para una tercera parte, su decisión de migrar causó conflicto en sus hogares: Algunas de ellas se marcharon con el sinsabor de la disputa, el desacuerdo y la falta de apoyo de los suyos. Otras trataron de evitar el conflicto huyéndose en secreto, sin revelar sus planes de migrar.

Las mujeres que migraban en dirección a Estados Unidos contaban con redes familiares que las ayudaron con información y financiamiento para realizar el viaje.

Setenta y nueve por ciento de las mujeres entrevistadas tenía familiares en el país de destino (93 por ciento de las centroamericanas tenía familiares en Estados Unidos). Se trata, en su mayoría, de hermanos y hermanas, aunque una cuarta parte mencionó a su madre o padre y una quinta parte a su esposo viviendo en Estados Unidos. Casi la mitad tenía un pariente de segundo orden (tío o primo) o un amigo en ese país.

Los familiares ayudaron a las mujeres a migrar mediante la contratación de un traficante, transfiriéndoles dinero a lo largo del camino y prometiéndoles ayuda para encontrar trabajo al llegar a su destino.

Las mujeres migrantes planeaban quedarse de forma temporal.

La mayoría de las mujeres entrevistadas aseguró que planeaba permanecer en el país de destino por un periodo de entre 3 y 5 años. Las mujeres consideraban que este tiempo sería suficiente para ahorrar dinero y proveer a sus hijos de una mejor educación y, de ser posible, construir su propia casa en su localidad.

La Política Mexicana Hacia los Migrantes Irregulares en México

Mientras que el gobierno mexicano es consciente de que la gran mayoría de los migrantes en México son trabajadores migrantes en busca de mejores condiciones económicas y sociales en otros países, ha persistido en una aplicación más dura de la ley para detenerlos y deportarlos.

México ha seguido esta estrategia por varias razones: porque persigue la integridad y el estado de derecho; porque es una de las preocupaciones de "seguridad nacional" de América del Norte; y porque considera que detener a la migración centroamericana le redituará en una mejor posición para negociar con Estados Unidos la regularización de los migrantes mexicanos no autorizados en ese país.

La estrategia de endurecimiento de la política migratoria ha resultado en un notable incremento en el número de detenciones a lo largo de los últimos cinco años (ver Gráfica 2). Esto se debe a un probable crecimiento de los flujos migratorios, al aumento en el número de agentes y centros de detención, así como a los cambios en el registro de datos del INM.

Gráfica 2. Número de Asegurados en México por Año, 2001 a 2005 
Source: INM. "Extranjeros asegurados en México, 2001-2005" (Foreigners detained in Mexico, 2001-2005).

De acuerdo con la Ley de General de Población de México, el INM y la Policía Federal Preventiva son las dos únicas fuerzas explícitamente autorizadas para detener a los migrantes que han violado la ley. Sin embargo, la entrada irregular es tanto una falta administrativa como un crimen. Razón por la cual, los oficiales de otras agencias — ya sea a nivel nacional, estatal o municipal — justifican su intervención en la detención de migrantes.

La participación potencial de cualquier autoridad en la aplicación de la ley migratoria amplía las posibilidades de corrupción, ya que virtualmente es imposible para un migrante identificar cuál, de más de 300 fuerzas policíacas a nivel nacional, cometió el abuso. Además, los migrantes por lo general no quieren denunciar actos de extorsión y violencia, particularmente si ellos pueden pagar para continuar su viaje.

Consecuencias de la Estrategia de Endurecimiento de la Política Migratoria

Las prácticas actuales de endurecimiento de la política migratoria han provocado que los migrantes viajen a través de México con mayor clandestinidad, por rutas mucho más peligrosas y con costos más altos (ya que los migrantes contratan traficantes y son extorsionados). Dependiendo de la ruta transitada, los migrantes recorren más de 3,000 kilómetros con más de 35 puntos oficiales de revisión a lo largo de las carreteras.

Los riesgos del viaje incluyen enfermedades, accidentes (particularmente muerte y pérdida de miembros en los migrantes que viajan en tren), robo, extorsión y abuso físico. Además, las mujeres describieron situaciones de acoso y violencia sexual a lo largo del viaje que las pusieron en riesgo de contraer una infección de transmisión sexual y embarazo.

Resaltan las prevenciones de salud que tomaron algunas mujeres antes de emprender su viaje, que ponen de relieve la diferencia — y el drama — que implica la migración para muchas mujeres. Algunas de ellas se inyectaron anticonceptivos para prevenir un embarazo, ya que conocían el alto riesgo de ser violadas. Sin embargo, esta prevención no protege contra las infecciones de transmisión sexual. Estos riesgos representan un problema de salud pública serio, ya que por su estatus irregular, muy pocas mujeres que son violadas pueden acceder a servicios de salud o reportan su violación a la policía. Por esta razón se desconoce el número de víctimas de abuso sexual.

Debido a los riesgos involucrados, la mayoría de las mujeres migrantes entrevistadas contrataron los servicios de un traficante para, por lo menos, una parte o segmento de su viaje. Sin embargo, esta forma de viajar involucró otro tipo de peligros para las mujeres: como viajar en condiciones de riesgo tanto en barcos, camiones, trailers y compartimentos de trenes; ser abandonadas en áreas despobladas; ser detenidas en algún lugar no identificado mientras los traficantes obtenían de sus familiares en Estados Unidos más dinero del acordado en un principio para realizar el viaje.

A su vez, las mujeres reportaron que los traficantes por lo general separaban a las mujeres de sus hijos durante los intentos para esquivar a los retenes o mientras intentaban cruzar las fronteras. Una mujer guatemalteca perdió de este modo contacto tanto con su hijo como con el traficante horas antes de cruzar la frontera con Estados Unidos.

En total, 43 por ciento de las mujeres dijo que había sido víctima de extorsión en México. En el caso de las centroamericanas, esta cifra se incrementa a más de la mitad.

Las principales autoridades que las extorsionaron fueron la policía de caminos, policías municipales y agentes del INM. A su vez, muchas mujeres fueron forzadas a dar dinero a la población civil, entre los que destacan conductores de taxi y autobuses, quienes exigieron un pago bajo la amenaza de denunciarlas a las autoridades.

Las cantidades que las mujeres pagaron para evitar la detención varía entre los US $10 y $100 por incidente. Algunas mujeres fueron extorsionadas entre 5 y 20 veces antes de ser detenidas.

Aunque las mujeres entrevistadas se mostraron reticentes para hablar sobre violencia física o sexual durante el viaje, 26 por ciento reconoció haberla sufrido, incluyendo violación por guardias de los trenes.

En la mayoría de los casos, la persona que ejerció la violencia era una autoridad, aunque también identificaron a traficantes y civiles. La violencia sexual muchas veces ocurrió durante un robo, como "pago" por transporte, o a cambio por no ser detenidas por las autoridades.

Estas violaciones a los derechos humanos han sido documentadas por relatores especiales de Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, las organizaciones de la sociedad civil, así como en documentales, libros de hechos reales y la prensa internacional.

Consideraciones

Las mujeres detenidas entrevistadas muestran atributos personales como iniciativa, valor y disciplina de trabajo. La mayoría de las que buscaban llegar a Estados Unidos aseguró que después de su deportación, volverían a intentar de nuevo su viaje a pesar de las condiciones adversas que experimentaron durante su trayecto por México.

Esta determinación muestra por qué la migración irregular representa un reto a los políticos mexicanos. Soluciones a largo plazo requieren de cooperación regional, tanto con Estados Unidos como con los países centroamericanos.

Mientras tanto, México puede mejorar su tratamiento hacia los migrantes irregulares al seguir los acuerdos de derechos humanos que ha firmado, particularmente la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, la Convención de Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional y sus dos protocolos sobre trata y tráfico, y la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados.

Asimismo, debe limitar la corrupción y confrontar el crimen organizado. Para enfrentar estos problemas, el Presidente Felipe Calderón debe elegir entre una serie de propuestas que van desde simples modificaciones a las políticas hasta una reforma legislativa significativa.

Este artículo está basado en la información de un reporte llamado Globalización, Seguridad Internacional y Seguridad Humana: Experiencias de las Mujeres Migrantes Detenidas en México. La investigación ha sido posible gracias a una beca de la Fundación John D. and Catherine T. MacArthur.

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